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Propuesta teórica para Ia I Bienal de Arte, Arquitectura y Paisaje de Canarias

 

Se propone desarrollar un proyecto de paisajismo en la isla de Gran Canaria, eligiendo libremente el lugar y el enfoque.

 

La idea surge desde el entendimiento del paisaje como algo que no es permanente y, por tanto, ni fosilizado ni eterno. Frente a lo estable e inmóvil, nos interesa del paisaje su condición fenomenológica y variable. Y es que desde el aterrizaje en la isla, lo atmosférico parece la condición característica de cada uno de los lugares visitados. Por ello, se proponen una serie de proyectos capaces de atrapar esa condición fenomenológica distinta para cada espectador y en cada momento. Y así se establece una relación activa con el medio físico que empieza por nosotros mismos, modificando nuestra experiencia corporal y sensorial, e intensificando la relación sujeto-paisaje a cada instante.

 

Se plantean una serie de intervenciones en cinco lugares distintos de la isla: el aeropuerto, la playa, la montaña, el mar y los asentamientos. En cada lugar, se determina una característica específica que determina su entendimiento: viento, fragmentaciones urbanas, mareas, etc. En cada caso, se dan dos respuestas: una más poética, resuelta mediante las distintas configuraciones que adquieren las nubes (como paradigma atmosférico), y otra más informativa gracias a un medidor del lugar.

 

Se proponen como interpretadores o "traductores del paisaje" una serie de artefactos capaces de interpretar el lugar y de hacerlo visible a través de la variabilidad, entendida como un

 

registro continuo y cambiante que lo revela y traduce a distintas atmósferas: desde la cualidad invisible del paisaje playa hasta la atmósfera gaseosa del paisaje montaña.

Los traductores del paisaje registran, en definitiva, lo alterable. Miden flujos y corrientes, convirtiéndose en detectores y faros climáticos. Son atrapadores de las características invisibles que determinan cada lugar. Se construyen con pieles sensibles que vibran y se mueven según la dirección, intensidad y velocidad de los agentes atmosféricos. Así, la temperatura y la humedad, por ejemplo, pasan a ser "materiales de construcción". El flujo de información recibido construye el traductor y modifica constantemente su aspecto, densidad o textura a cada instante, de forma que esta información altera la forma y nuestra percepción. Son arquitecturas “con-formadas” por lo variable.

 

Lo efímero se convierte así en un valor que revela el momento en el que cada uno vive ese paisaje. Los traductores se alejan de lo imperecedero y muestran la fragilidad de cada microclima que depende, a su vez, de los cambios en los paisajes próximos. Recogen los rastros y, por tanto, lo inmaterial de lo que construye cada lugar.

 

Se trata de atrapar el instante y entender lo continuo del lugar como un sumatorio de instantes registrados. El tiempo es un aliado del proyecto. Los traductores trabajan en tiempo real. Permiten una percepción puramente personal e instantánea, entendiendo el tiempo bajo el planteamiento de Merleau-Ponty "como una suma de instantes múltiples".

I Bienal de Arte, Arquitectura y Paisaje en Gran Canaria. Localización: Isla de Gran Canaria. Año: 2007. Promotor: I Bienal de Arte, Arquitectura y Paisaje. Arquitecto: Á.Verdasco. Fotografías: P.García Arranz.

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